Presentando nuestra nueva Estrategia de Gobernanza Incluyente

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La Fundación Hewlett ha apoyado la Transparencia, Participación y Rendición de cuentas (“TPA” por sus siglas en inglés ) desde que dio inició a un Programa de Desarrollo Global en 2005. Durante la primera década, otorgamos donativos enfocándonos en la promoción de gobierno abierto y en el avance de normas globales de transparencia. En los últimos cinco años, cambiamos el énfasis para promover el uso de información gubernamental por parte del público. A finales del 2020, dimos inicio a una actualización de la estrategia para definir nuestras prioridades para los próximos cinco años, lo cual incluyó una evaluación de los últimos cinco años de nuestro trabajo en TPA y un análisis externo del contexto más amplio. En agosto pasado describimos con mayor detalle las lecciones que aprendimos a través de la evaluación y el análisis del contexto, y la manera en que brindaron información para decidir centrar nuestro enfoque en tres resultados principales en seis países prioritarios.

Nueva Meta y Nuevo Nombre de Estrategia

Celebramos el avance significativo logrado por las organizaciones aliadas en los últimos 20 años para hacer más accesible la información gubernamental y brindar nuevos mecanismos para que la ciudadanía participe e interactúe con sus gobiernos. Gracias a su trabajo, la ciudadanía en un creciente número de países puede tener acceso a presupuestos, gastos, contratos, informes de auditorías e información adicional de sus gobiernos. Por ejemplo, los gobiernos de México, Brasil, Ghana y Kenia han implementado revisiones presupuestales a mitad de año y aumentado la aportación de la ciudadanía en el proceso presupuestal para mejorar sus calificaciones en el Open Budget Survey [la Encuesta de Presupuesto Abierto]. En Colombia, Nigeria y República Dominicana, los gobiernos han reformado sus prácticas en contrataciones públicas para hacer que las contrataciones sean más transparentes, incluyentes y con mayor rendición de cuentas. Países miembro de la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas se comprometen a divulgar información estandarizada en torno al sector extractivo, incluyendo datos desagregados por género para entender mejor las diferentes experiencias de hombres y mujeres.

No obstante, si bien más información se encuentra disponible y la ciudadanía cuenta con nuevos canales para buscar respuestas de sus gobiernos, las comunidades marginalizadas permanecen desatendidas. Incluso conforme los gobiernos se vuelven más abiertos y participativos, no necesariamente se vuelven más incluyentes y ofrecen mayor rendición de cuentas. Paradójicamente, conforme la información se ha vuelto más accesible y los funcionarios de gobierno se han vuelto más accesibles, las instituciones democráticas y las personas defensoras de derechos humanos están siendo cada vez más atacadas. “En toda región del mundo,” inicia un informe de Freedom House, “la democracia está siendo atacada por líderes y grupos populistas que rechazan el pluralismo y exigen un poder sin contrapesos para fomentar los intereses particulares de sus seguidores, por lo general en detrimento de las minorías y de otros a quienes perciben como enemigos.”

Con base en lo que aprendimos en nuestra evaluación y el cambiante contexto político, nuestra estrategia actualizada se enfocará en atender la captura de los recursos públicos por parte de las élites. Como escribe el académico ghanés E. Gyimah-Boadi, “…en muchos países, lo que se ha entregado no es democracia sino más bien un sistema político que por fuera luce democrático pero que opera con base en una lógica muy diferente. Esto muchas veces ha sido descrito en términos del problema que representa la corrupción para un gobierno efectivo. En realidad, la corrupción es un síntoma, y no la causa, de los problemas que enfrentan hoy día muchas democracias africanas… La captura de la democracia se lleva a cabo cuando unos cuantos individuos o una parte de un sistema gubernamental supuestamente democrático son capaces de apropiarse sistemáticamente de las instituciones y de los procesos, así como de los dividendos de la gobernanza democrática.”

Desarrollamos una nueva meta estratégica centrada en el empoderamiento de aquellas personas cuyas voces no han sido escuchadas debido a la captura por parte de las élites. Nuestra nueva meta es: “Promover los esfuerzos de las poblaciones desatendidas—en especial mujeres y jóvenes— para ejercer su poder con el fin de hacer al gobierno más responsivo a sus necesidades.” Dos palabras en particular son fundamentales para nuestro nuevo enfoque: “desatendido” y “poder.”  Por desatendidas, nos referimos a personas cuyas voces no son escuchadas y cuyas necesidades no están siendo atendidas por los gobiernos. Y por poder, nos referimos a la capacidad de movilización de una comunidad interesada, a su capacidad de ser escuchada y de influir en las acciones de quienes toman las decisiones políticas. Además de tener una nueva meta, decidimos renombrar nuestra estrategia como “Gobernanza Incluyente” para enfatizar nuestra meta y nuestros valores por encima de las tácticas que lleguemos a apoyar.

Notamos cuatro principales desafíos por superar para atender el problema de la captura por parte de las élites:

  • Las poblaciones desatendidas carecen de poder.
  • El ecosistema de los medios de comunicación también ha sido capturador por las élites.
  • Los datos y el análisis de políticas tienden a descuidar a las poblaciones desatendidas.
  • Las poblaciones desatendidas carecen de representación en órganos de toma de decisiones.

Prioridades Estratégicas

Para promover nuestra meta y atender los desafíos enlistados previamente, nos centraremos en tres resultados en cuatro países prioritarios: Ghana, Kenia, México, y Senegal. Escogimos estos países con base en cinco factores, incluyendo:

  • La disponibilidad de información gubernamental y canales para la participación y el involucramiento ciudadanos.
  • Apoyo para diversidad, equidad e inclusión entre organizaciones donatarias.
  • La presencia de donantes pares.
  • La independencia de instituciones democráticas.
  • El número de organizaciones donatarias existentes de la Fundación Hewlett.

A su vez, identificamos dos países en los que apoyaremos nuevos enfoques y pondremos a prueba nuevas hipótesis: Burkina Faso y Tanzania.

Al delimitar nuestro enfoque geográfico, estaremos invirtiendo con mayor profundidad en nuestros países prioritarios para apoyar a organizaciones con miras a alcanzar tres resultados que se refuerzan mutuamente:

  • Elevar la resiliencia y el financiamiento de movimientos, coaliciones, y organizaciones de base que trabajan para aumentar el poder de las poblaciones desatendidas, en especial mujeres y jóvenes.
  • Habilitar medios de comunicación independientes que monitoreen al gobierno y a la vez reflejen las perspectivas de las poblaciones desatendidas.
  • Capacitar a las poblaciones desatendidas para que usen datos públicos e información del gobierno con el fin de apoyar sus actividades y aspiraciones.

Cabe resaltar cómo nuestros primeros tres resultados se ocupan directamente de los primeros tres obstáculos descritos en la anterior sección. No queda claro si podemos o deberíamos enfrentar el cuarto obstáculo (falta de representación e inclusión en el gobierno). Si bien aún no hemos hecho esto uno de nuestros objetivos primarios, sí hemos empezado a hacer donativos exploratorios a organizaciones, incluyendo Emerging Public Leaders, Aúna, y  Accountability Lab para determinar si debiéramos hacerlo. Mientras tanto, también vamos a sondear la posibilidad de colaborar con nuestros colegas de los equipos de Formulación de Políticas Públicas Informadas por Evidencia y Empoderamiento Económico de las Mujeres para mejorar la receptividad del gobierno hacia las necesidades de las poblaciones desatendidas.

Un cuarto resultado apunta a difundir las lecciones de las experiencias de nuestros aliados a nivel país. Mientras que nuestros esfuerzos en los primeros tres resultados se enfocarán en nuestros países prioritarios, nuestros esfuerzos para promover lo que aprendamos acerca de las mejores prácticas, las más recientes innovaciones, y otras perspectivas (incluyendo tropiezos y errores) serán globales por naturaleza.

Como se muestra en el siguiente gráfico, creemos que (i) invertir profundamente en países seleccionados para promover mayor poder de las poblaciones desatendidas, en especial mujeres y jóvenes, (ii) proveyendo recursos y amplificando movimientos y coaliciones, incrementando su uso de información gubernamental, y fortaleciendo medios de comunicación independientes y plurales, (iii) acrecentará la receptividad del gobierno hacia las necesidades y prioridades de las poblaciones desatendidas en aquellos países, y (iv) generará ideas y prácticas que pueden ser divulgadas para influir en cambios positivos en otros países y en otras regiones.

Aprendiendo Juntos

Los caminos hacia una gobernanza más incluyente y responsiva van a variar en cada país dependiendo de las oportunidades sociales y políticas que se abran y cierren en el camino. Estamos trabajando con consultores locales en cada uno de nuestros cuatro países prioritarios para mapear las oportunidades y los obstáculos relevantes, e identificar a organizaciones y coaliciones que estén trabajando en los tres resultados a nivel país.

En los últimos meses, nos hemos reunido con organizaciones donatarias aliadas en Ghana, México, Senegal y Kenia para conocer sus perspectivas en torno a cómo nuestra nueva estrategia refleja su trabajo y debería adaptarse al contexto de su país. Por poner un ejemplo, en un país podríamos decidir enfocarnos en un tema específico de política pública que abarca múltiples geografías, mientras que en otro país decidamos enfocarnos en múltiples temas de políticas públicas que afectan a una comunidad en específico.

¿Cómo podría verse esto en cinco años? ¿Cómo podrían los grupos desatendidos ganar más poder para desafiar la captura de los recursos públicos por parte de las élites? Podemos ofrecer tres ejemplos ilustrativos basados en el trabajo de organizaciones donatarias aliadas.

  • Las mujeres en los seis países prioritarios están subrepresentadas en el gobierno. Aúna es una plataforma apartidista para alentar a las mujeres — especialmente a las mujeres indígenas — a que sean funcionarias de gobierno y que se postulen para algún cargo en México. Se generó a raíz de los resultados mixtos de la política de paridad de género de México de 2019. Si bien Senegal y Kenia aprobaron leyes de paridad de género en 2010 para atraer y llevar a más mujeres a cargos públicos, éstas aún no han sido implementadas en su totalidad. Existen pocas organizaciones africanas que se dedican a apoyar a mujeres interesadas en participar en el gobierno. ¿Qué pasaría si apoyáramos el aprendizaje entre pares y la solidaridad entre las organizaciones feministas y las que se dedican a la gobernanza para explorar las oportunidades y los desafíos para implementar en su totalidad la paridad de género en la política? ¿Qué pasaría si los medios de comunicación y los centros de estudios (think tanks) tuvieran más recursos para investigar y ampliar el papel que juega el género en gobierno y en la política?
  • En Kenia, el Open Institute ha documentado la discriminación que enfrentan las mujeres que intentan ingresar a la industria minera. De forma paralela, el Instituto de Gobernanza de los Recursos Naturales estudió los marcos de políticas públicas que buscan mayor diversidad y equidad de género en el sector extractivo. Por ejemplo, la Ley de la Comisión de Minerales de Ghana de 1993 establece que por lo menos dos de sus siete miembros sean mujeres, pero existen pocas otras garantías que aseguren la representación de mujeres en la supervisión de iniciativas de ley en materia extractiva. En Senegal, el grupo Women in Mining (WiM) utilizó datos sobre género recientemente disponibles provenientes de la Iniciativa a favor de la Transparencia en la Industria Extractiva para promover la inclusión de mujeres en políticas y proyectos locales del sector extractivo, así como para explorar la viabilidad de un Índice Nacional de Mujeres en la Minería. Y a lo largo y ancho de Latinoamérica, una coalición de organizaciones estudió la forma en que mujeres en zonas rurales se vieron afectadas por proyectos extractivos a gran escala durante la pandemia de COVID-19. Todas estas iniciativas contribuyen a un creciente movimiento global a favor de la “gobernanza feminista de los recursos naturales” y de la “justicia de género en las industrias extractivas.”
  • El año pasado, el Instituto Nacional de las Mujeres de México se alió con ONU Mujeres para lanzar la Alianza Global por los Cuidados“para afrontar la carga de cuidados que obstaculiza las oportunidades económicas de las mujeres.” ¿Podría dicha alianza dar mayor visibilidad y más recursos a colectivos que defienden a trabajadores no asalariados, incluyendo a las trabajadoras del hogar? Por ejemplo, en Accra, Dakar, y Ciudad de México, WIEGO está apoyando a trabajadores informales para que obtengan seguridad social básica y un salario mínimo garantizado. En Tanzania, Twaweza se ha aliado con Equality for Growth [Equidad para el Crecimiento] para sensibilizar a la opinión pública en torno a los derechos de los trabajadores en el sector informal. En Kenia, el Institute for Social Accountability [Instituto para la Rendición Social de Cuentas] creó una alianza con Kenia National Alliance of Street Vendors and Informal Traders [la Alianza Nacional de Vendedores Ambulantes y Comerciantes Informales de Kenia] para abogar por apoyos de gobierno más efectivos y con mayor rendición de cuentas para el sector informal ante la pandemia de COVID-19 por medio de programas de redes de seguridad social. En México, el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir trabaja con trabajadoras del hogar no asalariadas para firmar contratos con sus empleadores e inscribirlas en programas de seguridad social. Imagínense: hasta el año pasado, era poco probable que gobiernos en todo el mundo alguna vez pudieran establecer un impuesto corporativo mínimo; viendo hacia adelante, ¿sería posible que los ingresos resultantes sean utilizados para brindar seguridad social y servicios sociales a sus poblaciones más desatendidas, como a los trabajadores no asalariados?

Éstos son ejemplos ilustrativos y cabe la posibilidad de que prioricemos otros temas y/o comunidades basándonos en los hallazgos de las consultorías locales. No es que exista una escasez de comunidades desatendidas y oprimidas cuyo trabajo querremos apoyar, incluyendo etnias marginadas que buscan tener acceso a la ciudadanía, jornaleros agrícolas, comunidades desalojadas de sus tierras por la fuerza, víctimas de discriminación debido a su sexualidad o género o capacidades, y mujeres en zonas rurales sin acceso a agua potable. Algunas comunidades enfrentan todas estas problemáticas de forma simultánea. Trabajar varios temas a la vez puede llegar a favorecer coaliciones inusuales de diversos actores para impulsar cambios a nivel local, mientras que enfocarse en un solo tema puede llevar a movimientos nacionales que unifiquen patrones sistemáticos de discriminación a través de múltiples geografías.

Queremos ser intencionales acerca de cómo monitoreamos los avances, aprendemos, nos adaptamos, y nos hacemos responsables de la rendición de cuentas. Con esos fines, hemos adoptado un enfoque de monitoreo, evaluación, rendición de cuentas y aprendizaje (MEAL, por sus siglas en inglés) que viene descrito con mayor detalle en el documento completo de la estrategia. Para seguir desarrollando nuestro plan MEAL, vamos a contratar a una consultoría externa para que nos ayude a priorizar entre la gran cantidad de indicadores que hemos identificado; a brindar una amplia asesoría para que juntos generemos nuestro plan MEAL; a recolectar datos de referencia para indicadores ya priorizados; y establecer nuestras aspiraciones para el cambio que nosotros (y nuestros aliados) esperamos ver en los próximos cinco años.

No subestimamos el desafiante contexto que enfrentamos. Después de todo, este trabajo ya era desafiante incluso antes del reciente ascenso global en términos de autocracia, populismo y desinformación. Renovamos nuestros esfuerzos para apoyar a gobiernos que trabajan en beneficio de toda la gente — especialmente de aquellas personas que han experimentado la mayor marginalización — y tenemos confianza y gratitud por el incansable trabajo de nuestros aliados para generar una gobernanza que sea más incluyente, responsiva y acompañada de mayor rendición de cuentas.

Como siempre, por favor siéntanse en libertad de ponerse en contacto con nuestro equipo en GEG@hewlett.org y compártannos su retroalimentación y sus preguntas. Apreciaríamos mucho saber qué es lo que podemos hacer mejor o de manera distinta.

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